En la pista son rivales, pero fuera no han dudado en unirse a una buena causa. Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa colaboran en una campaña de la obra social de La Caixa para combatir la pobreza infantil.

En ella, ambos pilotos ejercen de narradores de un cuento y hasta demuestran sus dotes de actores poniéndose en la piel de alguno de los personajes del relato.

Lorenzo interpreta a Jorge, un valiente y caballero medieval del siglo XXI, quien en un gesto heroico vence a un gigantesco y hambriento dragón y libera a la princesa de un reino remoto, como narra en La leyenda de San Jorge.

Pedrosa, por su parte, hace una versión del clásico La Liebre y la tortuga, donde actúa como el férreo entrenador de la tortuga en su arduo propósito de conseguir una hazaña, que aun siendo difícil, no es imposible, como al final demuestra la fábula. El catalán logra hasta darle unos toques de humor a la historia, mostrando una faceta poco conocida en el último subcampeón de MotoGP.

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'Julito' no comparte los ataques de Casey al campeonato: "Él ha hecho mucho por las motos, pero las motos también han hecho mucho por él. Y volverá a correr"
La tranquilidad que impera durante la cuarentena de MotoGP, esos dos meses de inactividad de diciembre y enero, se vio alterada el pasado domingo con las declaraciones desde Australia de Casey Stoner. Además de confirmar que su retiro se verá animado por la participación en carreras de cuatro ruedas de la V8 Supercars, despotricó una vez más contra el Mundial de motos, algo que empieza a tener eco entre sus antiguos compañeros.

Casey Stoner no aprende. Da igual si vuela sobre la Honda o si decide retirarse para poder pescar a gusto y dedicar más tiempo a su familia. El australiano tiene la rara habilidad de enturbiar una buena noticia, como la de su paso al automovilismo (V8 Supercars), con unas declaraciones salidas de tono:

"Me desenamoré del motociclismo. Había una falta de respeto de mucha gente en torno a ese deporte y no me gustaba la dirección que estaba tomando. Perdimos un piloto hace un par de años (Simoncelli) y al mes era como si nada hubiera sucedido. Quieren ver tortazos y golpes sin darse cuenta de que nuestras vidas están en juego. Nos convertimos en marionetas en ese mundo que nada tiene que ver con las carreras".